El Bambú es vitalidad. Es posibilidad y potencial.
Una planta de muchas personalidades.
Para los ancestros Chinos y Japoneses, el bambú daba significado a sus vidas.
Los Chinos sabían que su calidad de vida empezaba y culminaba con el bambú.
En las épocas en que el acero y el hierro eran desconocidos, el bambú le dió forma a la vida, belleza a los sentidos, techo a los hogares, transporte en el agua, pared, suelo, cama y alimento a muchos pobladores asiáticos.
El soplar del viento en los montes de bambú genera una bellísima sinfonía, y el repicar entre cañas da alegría y paz a quien lo escucha.
Nosotros los Argentinos no conocemos al bambú como lo conocen los Asiàticos. Nosotros no veneramos al bambú. Esa es nuestra pérdida.
El bambú es una hierba que crece fuerte como la madera, se desarrolla en muchos lugares y tiene infinidad de usos.
Aquí y allí el mundo está empezando a valorar el potencial del bambú, ya que es un recurso viable, sensible y renovable.
El bambú está aquí, en BAMBUEY, para brindarle protección, para proporcionarle herramientas, muebles, belleza y música.
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